En los mejores años de las varietés no sólo triunfaban en los escenarios españoles, por citar un género muy destacado, las cantantes de cuplés. También lo hacían quienes se dedicaban a ofrecer “canciones regionales”. La especialidad tuvo grandes estrellas. Una fue Lola Mansilla (foto), que recorrió nuestra nación de Norte a Sur y de Este a Oeste trabajando con enorme éxito en teatros y salas de espectáculos. Los momentos de mayor entusiasmo del público se producían cada vez que interpretaba jotas. Lucían entonces al máximo sus envidiables cualidades para el canto y la expresión de los sentimientos. Congregó Lola una numerosísima clientela en torno a sus esperadas actuaciones en la “Sala Narbón” de Santander cuando discurría el mes de junio del año 1917. Confirmó en todas, sin dejar lugar a dudas, lo que se anunciara: que era una “canzonetista de facultades privilegiadas”.