Recuerdo artístico / Pastora Imperio

“Ve uno a Pastora Imperio y la vida se intensifica: van pasando amores y celos de otras vidas. Y se siente uno héroe y bandido, y eremita asaltado de tentaciones, y chulo tabernario… y lo más alto y lo más bajo, y siente uno invencible deseo de decir atrocidades: ¡Gitanaza!, ¡ladrona!, ¡asesina!, y de soltar dos o tres impiedades, y como resumen y exaltación de todo: ¡Bendito sea Dios! Porque cuando ve uno a Pastora Imperio cree uno en Dios lo mismo que cuando lee a Shakespeare”, escribió el gran Jacinto Benavente en “El Imparcial” en octubre de 1912 tras ver actuar a la gran Pastora Imperio (foto), en realidad Pastora Rojas Monje, quien le hechizó con sus danzas mágicas/magistrales. El baile fue la expresión natural de aquella extraordinaria mujer. Artista plena de duende, que tanta fascinación causó en los escenarios de varios países y, por supuesto, en su España natal, actuaría en el teatro del Gran Casino Sardinero en Julio de 1918. Logró un éxito rotundo. Entusiasmó a todos los espectadores, pues estaba dotada de un carisma de esos que se activan desde el primer segundo que la estrella de cualquier género aparece en un escenario. Cantando, bailando una pieza flamenca o incluso un tango lograba emocionar al máximo a quienes asistían a sus recitales.